Todo está cumplido

Sólo en la cruz se puede decir: "todo esta cumplido". 

La vida de Jesús fue un irse cumpliendo la Escritura, es un leitmotiv en el continuo del Evangelio de San Juan, en la primera parte de este evangelio, cada cosa que Jesús hacía era para que se cumpliese la escritura y en la segunda parte se añade que cuanto se ocurría era para que se cumpliese, no sólo la escritura sino también la palabra de Jesús. 

En Jesús se cumple la Escritura, no porque esta sea un manual que contenía cuanto Jesús debía hacer, sino porque la Sagrada Escritura es comprendida como plasmación de la voluntad de Dios para con el hombre. Cuando se dice, por tanto, que Jesús hizo lo que hizo para que se cumpliese la escritura o para se cumpliera lo que él había dicho, decimos que Jesús se desvivió por hacer vida la Voluntad de su Padre. 

Jesús - efectivamente, diría Jon Sobrino, S.J. - descansaba en el Padre que es Dios, pero el Dios que es Padre no lo dejaba descansar, "mi comida - dijo Jesús a sus discípulos - es hacer la voluntad del Padre" es la voluntad del Padre, y el deseo constante de Jesús por hacer evidente el querer del Padre, realizar su obra en el mundo, lo que hizo que Jesús terminara clavado en la cruz. 

En la cruz se cumple la hora en la que Jesús realizará plenamente la obra que el Padre le encomendó 

Nosotros vivimos en una sociedad que nos arranca de la cruz, que quita del horizonte la capacidad de entregar la vida por algo que valga la pena ¿Cómo va cumplirse todo sin la cruz de por medio? Sin la cruz la salvación se abarata, se diluye y no se cumple todo. 

Tendríamos que abrazarnos a la cruz, no por amor al sufrimiento, sino por amor a Dios que se transforma en Amor a los hermanos y "nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos"