Tengo Sed

Con todo y lo humano que es tener sed, a Jesús solo le vemos pedir de beber dos veces en el evangelio de Juan, la primera vez es su dialogo con la mujer samaritana, en este Jesús inicia la conversación con una sola y sorprendente frase "Dame de beber"  y la segunda sucede en la cruz cuando Jesús dice "tengo sed". 

Las dos veces en las que Jesús tiene sed, tienen en común la salvación. De hecho en el evangelio de San Mateo la sed tiene mucho que ver con la Salvación cuando Jesús dice "vengan benditos de mi Padre, hereden el Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo... porque tuve sed y me dieron de beber".

Calmar la sed de Dios parece ser uno de los medios más eficaces para alcanzar la santidad, Santa Teresa de Calcuta como descubriendo esta verdad cuenta la anécdota de como descubrió la lastimera voz de Cristo en la cruz, cuando oyó al leproso decirle "tengo sed", es que la sed de Dios se calma en el hermano, ya lo dice Jesús: "cada vez que lo hicieron con uno de mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron"

Cristo sigue crucificado, y sigue esperando que saciemos su sed, en la quemante sed del enfermo convaleciente, en la angustiante sed del pobre sin agua potable, sin agua para regar sus sembrados, Cristo sigue teniendo sed, aun más sigue teniendo sed de tu amor, de mi amor, recuerda que en el atardecer de la vida se nos juzgará en el Amor.