Padre perdónalos porque no saben lo que hacen

Hoy me he propuesto iniciar la meditación de las siete palabras de Jesús en la cruz, que concluiré el lunes santo. Siete lunes para siete palabras, testamento de Jesús para la humanidad que le sacaba de este mundo entre patadas y empujones, que para matarlo le flagelo, corono de espinas y crucificó.

Es impresionante como Jesús  aun estando en medio de la mayor de las torturas, puede decir una palabra en la que el hombre de todos los tiempos puede encontrar descanso. "Las siete palabras de Jesús en la cruz son una obra maestra de esperanza. Jesús, lentamente, con pasos que también son los nuestros, atraviesa toda la oscuridad de la noche, para abandonarse confiado en los brazos del Padre. Es el gemido de los moribundos, el grito de los desesperados, la invocación de los perdedores. Es Jesús"

La primera de estas siete palabras abre el camino de la misericordia y  deja ver una vez más el rostro misericordioso de Dios, no es extraño, por tanto, que este recogida en el evangelio de la misericordia (como me gusta llamar al evangelio de san Lucas) 

Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. 

¿Cómo puedes decir esto? ¿Cómo puedes pedirle a tu padre que nos perdone cuando te estamos matando? ¿Cuál es el límite de tu misericordia? Tu corazón no tiene límite cuando de perdonar se trata. "Es Jesús quien, frente a Pedro, que sugería el 7 de la plenitud con respecto al perdón -"¿Cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano si peca contra mí?¿Hasta siete veces?"-, propone un número que tiende al infinito [...] "No te digo hasta siete, sino hasta 70 veces siete" (Mt. 18,21-22) [...] para exaltar la apertura infinita del amor que perdona" (Encuentro p. 167-168) 

Así se conoce la altura del amor infinito de Dios, pues "Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,  aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo" (Ef. 2, 4-5)

De esta manera la primera palabra de Cristo, cosido por los calvos a la cruz de nuestra redención, nos remite directamente al mensaje que quiso transmitirnos con su vida y sus palabras, Dios esta dispuesto a perdonar aun cuando el hombre no quiere el perdón

"Dios no quiere que nadie se pierda. Su misericordia es infinitamente más grande que nuestro pecado, su medicina es infinitamente más poderosa que la enfermedad que debe curar en nosotros [...]  Dios nos aguarda, espera que le concedamos tan sólo esa mínima grieta para poder actuar en nosotros, con su perdón, con su gracia. Sólo quien ha sido tocado, acariciado por la ternura de la misericordia, conoce realmente al Señor. Por eso he repetido a menudo que el sitio en el que tiene lugar el encuentro con la misericordia de Jesús es mi pecado.

Cuando se experimenta el abrazo de misericordia, cuando nos dejamos abrazar, cuando nos conmovemos: entonces la vida puede cambiar, pues tratamos de responder a este don inmenso e imprevisto, que a los ojos humanos puede parecer incluso «injusto» en tanto que superabundante.

Estamos frente a un Dios que conoce nuestros pecados, nuestras traiciones, nuestras negaciones, nuestra miseria. Y, sin embargo, está allí esperándonos para entregarse totalmente a nosotros, para levantarnos." (El nombre de Dios es Misericordia Pp Francisco p. 52-53)