Hay muertes de muertes

Hay muertes que cuentan para la historia, suelen ser de hombres, cuyos funerales se realizan entre pompa y boato, sus tumbas suelen ser majestuosas obras de arte, ostentación de poder. Estas suelen ser las muertes que cuentan.

Hay muertes que indignan. son las muertes de los mártires de uno u otro bando, cualquier bandera e ideología, son las muertes que empujan para seguir luchando, suelen ser muertes a destiempo, que llegaron antes, a deshora.

Hay muertes que no cuentan, Estan son las que más, es la muerte del pueblo, la muerte de los que han muerto sin nombre, a los que se les quitó incluso de posibilidad de morir con la dignidad de ser humano.

Pero la maldad humana ha generado otro tipo de muerte, la muerte que no es muerte, la que se práctica en asepsia de los hospitales, a la llamamos de otra manera para que no nos moleste (interrupción de embarazo, muerte con dignidad) llena de eufenismos y de una caridad que dejo de serlo cuando antepuso la muerte a la vida. Es muerte porque al fin y al cabo después de lo que sea al final del día quedan cadáveres, a los que no se les arrebato el nombre (pues nunca tuvieron) a los que no se entierran porque no se les considera seres humanos (nunca entenderé la paradoja que dicta que si un niño es deseado si es un ser humano, pero si no deseado entonces no lo es y puedo matarlo)

Hay muertes y muertes y a mi que me gusta hablar de la vida me toca hablar de la muerte, porque vivimos en medio de una generación que le gusta producir muertes.

Aun así y con todo, estoy seguro de que la muerte no tiene la última palabra, si a caso tendrá la penúltima, pero la última palabra, esa, esa la dirá Dios y al final será la vida, como en la cruz, como en la Pascua.