20 Febrero 2018
Son famosas las palabras de la carta número 24 en el epistolario de San Bernardo, abad de Claraval, llamado “doctor melifluo”, en la que hablaba de la virtud necesaria para los que gobiernan. El Papa Juan Pablo I la resumió maravillosamente en su libro “Ilustrísimos Señores”, una colección de cartas que dirigió a grandes personaje de la historia. En este libro encontramos una carta escrita justamente a san Bernardo en ella se lee:
«Había un Cónclave. Los cardenales se movían inciertos entre tres candidatos conocidos uno por la santidad, el segundo por la cultura y el tercero por sentido práctico. Un cardenal acabó con la indecisión, citando su carta. “Es inútil titubear más, dijo, nuestro caso ya está contemplado en la Carta 24 del Doctor Melifluo. Basta aplicarse y todo saldrá a pedir de boca. ¿El primer candidato es santo? Pues bien, oret pro nobis, que diga algún Padrenuestro por nosotros pobres pecadores. ¿El segundo es docto? Pues qué maravilla, doceat nos, que escriba algún libro de erudición. ¿El tercero es prudente? Iste regat nos, que este nos gobierne y sea Papa”».
«Inclinémonos, pues, ante los que entre nosotros son sabios y tienen piedad, pero elijamos al que está dotado de prudencia», añadió el mismo Luciani durante un discurso en la Universidad Federal de Santa María, en Brasil, en noviembre de 1975.